#AgendaTlawanáh | Hacia el cambio más importante, el de la cultura cívica

Patricio Ballados

DIRECTOR DEL PROGRAMA DE GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA DEL PNUD-MÉXICO

El incremento de la participación política de las mujeres en México ha empezado por fin a acelerarse. Si bien los derechos políticos de las mujeres fueron reconocidos constitucionalmente hace 60 años, es apenas en las últias dos décadas cuando la participación comenzó a sentirse en forma evidente.

En la actualidad, las mujeres representan la mayoría de la lista nominal. No solo eso. También son más mujeres las que actúan cmo funcionarias de mesas directivas, como votantes, como operadoras de base en los partidos políticos y como articuladoras de programas comunitarios en algunas colonias.

Se ha incrementado su peso en las cámaras del Congreso de la Unión, alcanzando con ello uno de los objetivos del milenio que parecía más rezagado.

Lo cierto es que, a pesar de esos avances, la representación está muy por debajo del nivel paritario que a las mujeres correspondería desde el más elemental sentido, ya no de la justicia, sino siquiera de la simetría. Ese rezago provoca déficits, no solo en la posibilidad de que las mujeres cumplan sus expectativas de una vida plena, sino también en la calidad de las decisiones y las condiciones cualitativas, incluyendo, entre otras, las legales, culturales, económicas y políticas. Como ha señalado la administradora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), «sin la completa participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y los debates sobre las prioridades y opciones de política pública, los asuntos de mayor importancia para las mujeres serán anulados, o bien la manera en que se abordan será sub óptima y desinformada acerca de la perspectiva de las mujeres».[1]

De ahí que este importante aniversario deba ser motivo para visibilizar lo mucho que hay que avanzar todavía. Existe un conjunto de metas y objetivos que no podría esperar otros 60 años para ser cumplidos, pues existen las condiciones materiales y culturales para proponer cambios que afecten a las generaciones presentes.

En estos días, hay motivos para pensar que vamos por buen camino. Por una parte, un grupo de senadoras y senadores, y por otra, el Ejecutivo Federal, presentaron iniciativas para adoptar la paridad en el Congreso, así como para plasmar en la Ley el desarrollo jurisprudencial con perspectiva de género en la selección y posicionamiento de candidaturas federales.

En los siguientes años, parecería que existen cuatro ámbitos en los que enfocarse. A nivel federal, se requiere que el reconocimiento que se ha logrado a nivel de integración del legislativo se haga presente en los poderes ejecutivo y judicial. En el ámbito local, se deben perfeccionar las normas a fin de avanzar en la participación de mujeres en congresos locales, así como también en los otros dos poderes. En el ámbito municipal, si bien existe una mayor integración femenina en las regidurías (de alrededor de 35%) y en las sindicaturas (27%), las presidencias municipales distan mucho de contar con niveles aceptables.[2]

[1] Hellen Clark. Democracy and Gender Equality: The Role of UN. Discussion paper. Septiembre 2013.

[2] Si se desagregan las cifras por entidad, se observará una amplia disparidad, que da cuenta de la falta de desarrollo en beuna parte de los estados del país.

 

Artículo extraído de: María Guadalupe Suárez Ponce, coordinadora. 60/40 en 600. Hay Mujeres para Rato. (México: 2013).

Publicado por

Tlawanáh

Somos una iniciativa dedicada a la generación de mujeres líderes, empoderadas y productivas en los ámbitos social y político, para la transformación de nuestro mundo.

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